¿Zona de confort o de seguridad?

Siempre que escucho hablar de la zona de confort se dice que no es confortable. ¿Entonces, porqué se llama así? ¿y qué es?

En primer lugar el nombre es bastante desafortunado ya que da la idea de un espacio agradable cuando no es necesariamente así. En realidad deberíamos llamarla zona de seguridad o zona de certidumbre. 
Claro, esas definiciones no tienen tanto gancho, pero son más precisas, porque en realidad lo que los seres humanos buscamos es previsibilidad, es decir, saber qué va a pasar; por eso algunos especialistas lo llaman aversión al riesgo.

Lo que busca nuestro cerebro es un estado de ansiedad neutral. Tratamos de evitar esa sensación de incomodidad de muchas maneras, una de esas es establecer patrones constantes y por lo tanto previsibles (rutina). 
Nuestro cerebro por tanto intenta encontrar explicaciones a cosas que suceden (y así disminuir la incertidumbre). Por eso creamos un espacio personal compuesto de estrategias y actitudes que utilizamos a menudo y con las que nos sentimos confortables, instalándose en nuestra manera de actuar porque nos sentimos seguros.

Todo esto en si no es malo, al contrario nos permite tener un rendimiento constante, donde no percibimos riesgos y con muy bajo nivel de estrés.  El problema aparece cuando debemos realizar cambios que nos benefician. Mucha gente tiene tanto aversión al riesgo que le impide incluso hacer cambios positivos. inventan excusas que son verosímiles para ellos y que les permiten continuar de la misma manera, pero con un agregado.  Ahora se quejan de su suerte.



¿Lográs ver cómo se instala un pensamiento circular?
Probablemente a esta altura estarás preguntando ¿cómo hago para cambiar este esquema? 
En primer lugar darte cuenta que  cualquier pensamiento que vaya en contra de lo que tenes que hacer, son solo excusas para no hacerlo.
En segundo lugar; realizar un plan para llegar al cambio que querés. Por supuesto ese plan debe ser realista, de acuerdo a tus posibilidades para que sea realizable. Este es el momento de pensar.
Finalmente: cumplí el plan. Si el plan está bien diseñado, todo lo que te impida realizarlo, son excusas. Probablemente nuestros pensamientos traten de llevarnos al principio, donde las cosas son previsibles (la zona de “confort”), pero no debemos considerarlos.  Es el momento de actuar y no de pensar.
¿Es fácil? probablemente no. pero debe ser hecho.
Hacelo por vos,
Sergio

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